La nueva versión de Batman, la inmortal interpretación de Heath Ledger y la dirección acertada de Nolan junto a un guión mucho más maduro ha marcado la pauta de cómo debe ser caracterizado este villano en el futuro.
En la escena vemos cara a cara a los dos personajes principales inmortalizando la prueba irrefutable de por qué es el Guazón el más peligroso enemigo del justiciero, expresádolo en la célebre frase: "Tú eres la otra parte de mí."
El Guazón está encerrado, no puede escapar, Batman viene a visitarlo solo por rutina, simplemente para hacerle confesar la ubicación del deaparecido fiscal Dent, después de todo se trata de un rufián que roba por dinero. Pero no es así de simple, los ojos del héroe reflejan lo profundo del poder de influencia del Guazón y como su retorcida manipulación psicológica pretende hacer caer al enmascarado para hacerle quebrantar el único límite de sus acciones: no matar.
Batman intenta presionar al Guazón pero este saca a relucir sus intenciones. El hombre murciélago pasa entonces a ser otra de las víctimas pues todo ha sido mentira y todos cayeron en la trampa. Nunca en las interpretaciones tanto en el cine como en la televisión se vio tan justificada las carcajadas del Guazón. ¿Por qué? Porque su plan salió a la perfección y un impotente Batman solo puede recurrir a sus impulsos humanos, cosa que al criminal le causa un enorme regocijo; tiene en sus manos al mismísimo superhéroe de ciudad Gótica y ningún golpe de este le quitará el placer de manipularlo y de fijar para siempre su mente la carga de haber tenido que elegir entre dos vidas y hacerlo sentir responsable por la pérdida de una de ellas.
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